En retórica, la imprecación o maldición es una figura literaria que permite manifestar enérgicamente la intención o idea de que a otros les ocurra un daño o un mal.
Como parte de las figuras de optación dentro de los recursos retóricos, la imprecación es una figura de diálogo. Es decir, expresa de manera muy clara, las ansias, orientadas en todo momento a un sujeto que inequívocamente se encuentra dentro de la oratoria.
En este sentido, la imprecación en conjunto con la figura retórica de la execración, constituye un grupo de frases que realzan categóricamente, con un lenguaje soez o no, una idea maliciosa e intencional en contra de otra persona.
El término proviene del latín imprecatĭo, está constituido por un verbo activo y transitivo denominado imprecar y el sufijo -ción, que señala un hecho, acción o efecto.
Ejemplo de imprecación
- Ojalá un mal rayo te parta.
- Espero que caigan sobre ti todas las cosas buenas que me deseas y las que no también.
- Espero que jamás puedas olvidar mi nombre, ni eliminar de tu piel mi aroma. Que mi recuerdo te atormente noche a noche y que ninguna otra quiera caminar con tu sombra.
- Que todo el daño que has causado se quede contigo hasta el final de tus días y más allá de tu muerte.
- Espero que la justicia divina te haga pagar en esta vida y en las otras toda la desdicha que has causado a quienes te amaron.
- Espero que los demonios te atormenten durante la noche y en el día te acompañen hasta llevarte a la locura.