En el lenguaje literario, la etopeya constituye una figura de la retórica de mucha utilidad, dado a que es utilizada para una descripción moral de las personas. En el sentido figurado, esto puede ser un tanto comprometedor. Siendo fundamental ser objetivos con respeto a este tema que involucra directamente a los seres que nos rodea.
Debemos tener presente que siempre el elemento subjetivo está al acecho para, de alguna manera, hacer de las suyas. Ya sea por motivaciones relacionadas al apego o por el contrario, cuando a la persona que se describe no es de nuestra completa aceptación.
Este no es el caso de la etopeya, ya que la misma está dirigida solo a hablar de cualidades. Ahora bien, en la literatura la etopeya no se utiliza para juzgar conductas o actuaciones. Sino más bien, para resaltar esos valores, virtudes y otras cualidades. Por todo esto, vamos a darle en el sentido literal, el uso correcto.
Definición literal
La etopeya ha sido definida como una figura literaria que describe rasgos morales de una persona. Es decir, su carácter, sus cualidades, las virtudes que lo hacen ser digno de calificativos como ser social.
Asimismo, las cualidades espirituales que indican que tanto respeta y se apega a la fe y a la creencia de Dios. Así como, las costumbres sanas que practican para su propio bien y el bien de los demás.
Ejemplo:
“Su vivir lo lleva a andar con la frente en alto, ofreciendo de las mieles que acumula su alma y del pan que Dios multiplica en cada amanecer. Es un hombre que nació para servir, para llevar por igual alimento para el cuerpo y también para el alma. Con fe inquebrantable deposita la esperanza en los demás”.
La descripción
La descripción, por lo general, es rica en epítetos o palabras con gran carga de indicadores que señalan rasgos de quien se habla. Desde esta posición, hay que señalar que existen muchas maneras de describir a una persona, así como también puntos de vista e intenciones.
La descripción de la que habla la etopeya, está dirigida a resaltar rasgos del interior y del exterior de las persona. A tocar incluso, temas como la psicología, las emociones y los sentimientos. Pero también, las virtudes, las creencias y de manera muy sutil los defectos.
En términos generales todo lo involucra la personalidad de la persona.
Origen del término etopeya
Etimológicamente hablando, la palabra etopeya viene de la raíz griega Ethos que significa costumbre la cual constituye la base de otros términos como ética. De allí, que la etopeya tenga como finalidad describir elementos asociados a los rasgos ético-morales de las personas.
Justificación del uso de la etopeya
La literatura ha permitido justificar su uso mediante obras donde se utiliza de manera persuasiva para demostrar la calidad humana de los personajes que actúan en las historia.
En este sentido, resulta fascinante describir a esos maravillosos personajes que desde niño nos acompañan a través de la lectura. Y que de alguna manera, también contribuye en la formación de los valores morales y de la personalidad que hemos desarrollado. Un ejemplo de ellos podría ser:
- El principito, La bella y la Bestia, El diario de Ana Frank, Caperucita Roja y muchos otros. Donde se percibe el valor, la tenacidad y la fuerza moral para salir adelante y luchar por ideales.
Ejemplo:
“Allá va la niña, con tan corta edad ya se descubre en ella el amor por la familia y por los miembros más adultos de su grupo. Da muestras de querer siempre compartir el pan y brindar protección a quien la necesita. Su moral se agiganta, no tiene miedo para enfrentar la justicia y transitar caminos de alegría y paz”.
15 Ejemplos de etopeya
- La señora Benítez, vecina de mi abuela, era una mujer admirable. Siempre atendía amigablemente a todo el que le solicitaba ayuda. Sin importar lo difícil que fuera su vida, siempre estaba alegre porque se sentía útil y nada parecía incomodarle…
- En silencio siempre pensaba que sus fuerzas se habían esfumados. Al parecer, nada de lo que había querido lograr se había cumplido. Su fe, sus convicciones y su amor propio se había fracturado. Terminó siendo un anciano lleno de sarcasmo y preso entre sus propios escombros.
- La inteligencia es la mayor cualidad de Isabella. Ella tiene la capacidad de entrar en la mente de las personas pero sobre todo, en sus almas. Esto le ha permitido conocer a mucha gente a las que les brinda afecto y una amistad verdadera. Es amable, atenta y siempre tiene las palabras correctas para hacer llevadera cualquier situación.
- Aquel hombre se convirtió en el ejemplo a seguir fe todo el pueblo. Cariñosamente era llamado el amigo servicial. Tenía un espíritu compasivo y generoso, con un carácter intachable al igual que su reputación. Cualquier problema lo atendía con prudencia y nunca nadie lo vio pasar sin su tan contagiosa sonrisa.
- Cuando camina se nota la nobleza que hay dentro de ella, con un gesto de compasión pasa al lado del pobre y le tiende la mano. A veces se le ha visto teniendo largas conversaciones. Para ella todos son iguales y cada uno necesita alguien con quien hablar. Su amor por los otros no tiene comparación.
- Como de costumbre salía a remar en el lago a penas el sol tocaba la tierra. Mientras lo hacía observaba toda la naturaleza que lo rodeaba, aquel lugar era donde guardaba su dolor. Aquel hombre de tan inigualable sencillez, buscaba un sentido a su vida… más allá de donde sus ojos pudieran ver.
- María que entre los jardines se recostaba, veía cuan pacífica era la vida rodeada de tan increíbles flores. Podía notar la magia en el viento, el aroma y la suavidad de los pétalos. Era como si abraza la vida desde los frágiles retoños que llenaban música y paz su entorno.
- Lamentos solo se podían oír desde lo lejos. Era Loaiza, una mujer que desde hacía años se había consumido por la tristeza. El abandono de los suyo la hizo vivir en las calles, pero eso no quebrantó su espíritu. Pues aunque mucho tenía que lamentar, todos en el pueblo alagaban su sonrisa.
- Crecimos juntos jugando en el mismo parque, la misma acera y en el mismo jardín. Juancho, como lo llamaban todos, fue un hombre que se caracterizó por su buen corazón. Su adultez la vivió como quiso, siempre pensando en los demás. Se entregó a todos con amor, nobleza y compasión. Para muchos fue una inspiración.
- Dicen que la felicidad llega con los años, la verdadera felicidad. Y así es, Eliana es un ejemplo de ello. Fue mi amiga de la infancia, siempre vestía de forma extravagante y llamativa. Todos morían al verla pasar. Su vida cambio con la llegada de sus hijos, pequeños que le dieron luz y sentido a su vida. Lo sé, porque la felicidad de su rostro, es aún mayor que la que sentía de niña.
- El señor Gilberto es que encargado de cuidar el jardín en casa de mis abuelos. Aunque siempre se le ve sucio por el trabajo, su inteligencia es superior a la que muchos creen. Llegó a nuestro país en busca de un mejor futuro, es profesional y aun así cuida las plantas como todo un botánico. Es elocuente y ameno, cuida los detalles y siempre lo acompaña una sonrisa.
- Rosalba, una mujer amigable, habladora y jovial. Siempre está dispuesta a tender la mano a quien lo necesita. No se siente a gusto con los halagos, prefiere un simple “gracias” antes de escuchar algo más. Lo cierto, es que desde que la conocí, se ha convertido en una gran amiga. Su forma de ver la vida es única y sus consejos son los mejores que me han podido dar.
- La vida, que cruel ha derribado muros internos en las personas, que se jacta de ser perfecta y de tenerlo todo bajo control. Ella que entre el lastre se ha mantenido, a veces se deja ahogar por el silencio y el dolor. Un dolor lleno de pasión inexistente, de añoranza, de deseo. Pero más que eso, llena de la vida misma.
- Su rostro parecía esconder una pena antigua, de otra era. Algo lejano que parecía dominar su voluntad. A tal punto, que había dejado de creer en sí mismo y de todo lo bueno que podía alcanzar. Así era él, Guillermo. Un hombre que aspiraba mucho, pero con una voluntad que devoraba ganas, enjaulaba recuerdos y encadenaba olvidos.
- Esa mujer que en la locura se sumió, parecía tener más cordura que todos en el lugar. Había vivido guerras, pasó hambre y nunca pudo formar un hogar. Lo increíble de todo es que tenía el don de hablar con las personas. Aquellos que la conocieron aseguran que había amor en su mirar, pero sobre todo, inspiraba una confianza inigualable.