Etimológicamente la palabra disonancia proviene del vocablo latín dissonantia, que por definición hace referencia a un sonido poco agradable al oído humano. La cacofonía como también se le conoce, es una figura literaria de tipo retórica que se utiliza en la creación de palabras disonantes combinadas.
Por otra parte, a nivel musical la disonancia hace referencia a una característica que poseen los intervalos o acordes en cuanto a la presión que existe en el encuentro dos o más notas en el entorno armónico.
La Real academia española define este término como acorde no consonante. Es decir, que carece de sentido armónico.
En otros términos, la disonancia también es considerada como la carencia de contrapeso que algo debe tener. Por lo que la misma es relacionada a una rareza. Por lo tanto, el empleo de la disonancia es muy frecuente en trabalenguas.
Disonancia en la poesía
Durante muchos siglos, ha sido empleada de maneras muy ambiguas y confusas. A consecuencia del empleo metafórico que hace de este concepto la literatura francesa filosófica.
Basados en su concepto netamente musical, al hablar de disonancia en la poesía es referirnos a la concatenación de su significado musical con el empleo de palabras reales. Pero difíciles de entender cuando están presentes al mismo tiempo.
La disonancia se produce por:
- El empleo de términos de pronunciación complicada. (Pablito clavo un clavito)
- Uso frecuente de una misma palabra. (yo solo sé que no sé nada)
- Conjugación de silabas de palabras distintas. (septiembre breve)
Ejemplos
- Y como dicen los locos como poco coco como poco coco compro.
- Tiene un no sé qué, qué, qué se yo.
- De este mundo soy vagabundo.
- ¿Qué prefieres pasta o pastel?
- Como quieres que te quiera sino me dejas quererte.
