Su existencia se sitúa en el siglo VIII a. C. y su lugar de nacimiento no se conoce con seguridad, es probable que naciera en Esmirna y desarrollara sus actividades de docente y creación poética en la isla de Quíos. La Historia sostiene la tradición de que Homero era ciego y varios lugares en toda Grecia reclamaban ser su lugar de nacimiento tras su éxito como poeta, entre esos lugares se encuentran, Esmirna, Quíos, Colofón, Atenas, Argos, Rodas, Salamina, Pilos, Cumas e Ítaca.
En el legado de Homero destacan dos obras principales: La Ilíada y la Odisea. Los dos poemas se adoptaron en la antigüedad como obras nacionales de Atenas, para recitarse íntegros en las fiestas panateneas.
Homero. Edición por Escueladeletras.com. Original por Jl FilpoC a través de Wikimedia Commons.
El nombre de Homero, es un seudónimo que se le aplicaba por faltarle la vista, él mismo decía que era ciego, y así lo representan las diversas representaciones de su imagen, en distintos lugares. Por otra parte, algunos traducen este término por “rehén” y otros por el de “compañero”.
La cuestión Homérica
Muchos investigadores a lo largo de la historia se han planteado una serie de incógnitas en torno a los poemas de Homero. Entre lo más debatido nos encontramos con el hecho de si Homero era una sola persona autor de sus obras o si eran un grupo de poetas unidos que crearon el nombre “Homero”.
En cuanto al autor de esas epopeyas se han planteado algunas interrogantes. ¿Existió Homero? ¿Dónde nació? ¿En qué siglo? Al respecto todo se ha envuelto en leyenda y misterio. Unos afirman que Homero existió, otros lo niegan. Y no es que no se hayan escrito biografías. Lo que sucede es que cada una de ellas está escrita de forma diferente con diferentes afirmaciones.
Heródoto, que cita varios pasajes de la Ilíada y la Odisea, afirmaba que Homero vivió cuatrocientos años antes que él, situándolo en el siglo IX a.C. Por otra parte, Helánico de Lesbos afirmaba que Homero era contemporáneo con la guerra de Troya y Eratóstenes sostenía que debió vivir un siglo después.
En cuanto a su personalidad y su físico nadie nos da referencias. Los escultores nos presentan en busto a un Homero viejo y ciego, tal vez una figura idealizada, llena de paz y tranquilidad.
Este Homero, que los escritores pintan errabundo, caminante por las cortes de príncipes y reyes de la Grecia continental y asiática, recitador de sus propios poemas que hablaban de un mundo mítico heroico, resurge en el mundo de hoy con su nombre propio y como autor de La Ilíada y la Odisea.
La Ilíada y la Odisea
Los saqueos al mando de Agamenón, Rey de Micenas, y la lucha sostenida entre griegos y troyanos dan nacimiento a los relatos artísticos de Homero. Las peripecias de estos combates, principalmente la gran Guerra de Troya, fueron pasando de boca en boca, en generaciones posteriores, mediante relatos y leyendas, centrados la mayoría en dos guerreros destacados: Aquiles y Odiseo.
Homero fue un gran genio artístico que recogió y unifico esos relatos tradicionales y creó dos poemas épicos, La Ilíada y la Odisea, que van a mantener viva la tradición de la Grecia heroica.
Homero supo mezclar las hazañas de los héroes con las costumbres de su tiempo; la lengua utilizada en dichas grandes obras no obedece a dialecto alguno conocido. Es una lengua poética artificial que deja traslucir su gran genio artístico. Parece fundamentar sus bases en los dialectos jónico y eólico, surgiendo así con el nombre de Lengua Homérica.
Con Homero y con sus obras comienza la literatura Griega y a un mismo tiempo la Occidental. La sociedad que se refleja en sus obras corresponde a la época Micénica organizada políticamente en monarquías tradicionales con características feudales donde el Rey, jefe de la tierra, jefe político y de la religión, es el primer noble. Junto a él, una nobleza “que dirige y promueve la guerra” e interviene en la política y destino de la “ciudad-estado”. Esta nobleza va a originar los grandes guerreros que se destacan por sus dotes superiores: valentía, honor, fuerza, lealtad y generosidad. A ellos canta Homero para centrar la atención en aquellas personas de regia estirpe un tanto “semejantes a los dioses”.
Homero también describe una sociedad donde un tribunal juzgaba los delitos y realizaba acuerdos privados con los familiares de los implicados que sirvieran de compensación por el delito cometido, incluso en caso de asesinato.
Describía las relaciones exteriores importantes y más aún la hospitalidad para los embajadores de los mismos.
La esclavitud era aceptada en la sociedad descrita por Homero. Los esclavos eran tomados en guerras, en expediciones o viajes en busca de lo desconocido. Las mujeres tomadas como esclavas podían llegar a ser esposas de su señor y en cuanto a los valores descritos en sus obras era importante honrar debidamente a los dioses, respetar a las mujeres, ancianos, mendigos y extranjeros. La religión era politeísta y los dioses eran antropomórficos y decidían el destino de los humanos o mortales.
Otras obras atribuidas
Además de la gran creación artística con nombre de la Ilíada y la Odisea, a Homero se le atribuyen otros poemas, como la épica menor cómica Batracomiomaquia “La guerra de las ranas y los ratones”, los “Himnos Homéricos” y varias otras perdidas o fragmentadas tales como “Margites”, obra que parodiaba la Odisea.
El consenso general de la crítica literaria a través de los siglos, presenta a Homero como la más alta figura del género épico. “Lo que es bello o feo en el mundo o malo para nuestra existencia, Homero sabe decirlo mejor que los filósofos” (Horacio, “Arte Poética”).
El misterio de la Muerte de Homero
Como era de esperar, su muerte también es un enigma. Muchos investigadores, historiadores, poetas y arqueólogos afirman su muerte en la Isla de Íos, una isla griega del archipiélago de las Cícladas del Mar Egeo. Fue en el transcurso de un viaje a la ciudad de Atenas, donde murió repentinamente. Sin embargo, no data ningún documento que afirme exactamente que su muerte se produjo en ese lugar.