La Dinastía Tudor, o Casa de Tudor, reinó en Inglaterra desde el año 1485 hasta el 1603, y son considerados como la dinastía real inglesa más famosa, con su nombre siendo protagonista de la Historia Europea gracias a películas y a la televisión.
Origen
La Dinastía Tudor remonta su origen al siglo XIII, la cual comenzó con el matrimonio secreto de Owen Tudor y Catalina de Valois, quien era la viuda de Enrique V de Lancaster, rey de Inglaterra.
Dinastía Tudor. Edición por Escueladeletras.com. Original por Sodacan a través de Wikimedia Commons.
Todo se inició con el desarrollo de la Guerra de las Dos Rosas, entre los años 1455-1487, enfrentamiento civil entre los partidarios de la Casa de Lancaster contra los partidarios de la Casa de York, que querían tomar el trono de Inglaterra.
Owen y Margarita tuvieron cinco hijos, entre ellos Edmundo Tudor, quien fue reconocido por su medio hermano Enrique VI como el Conde de Richmond en 1452.
En 1455, Edmundo se casó con Margarita Beaufort, nieta de Juan Beaufort quien era medio hermano del rey Enrique IV, y tuvieron un único hijo llamado Enrique Tudor. Edmundo murió en la Guerra de las Dos Rosas.
Enrique VII
Enrique Tudor era descendiente de la realeza por parte de su madre, por lo que luchó por el trono inglés ante la Casa de York.
En 1485, Enrique recibió apoyo financiero del duque de Bretaña, Francisco II y apoyo galés, por lo que emprendió una nueva rebelión ante Ricardo III en lo que se conoce como la batalla de Bosworth.
Ricardo salió al encuentro de Enrique, pero fue derrotado y murió en batalla. Tras este suceso, Enrique fue declarado rey de Inglaterra con el nombre de Enrique VII y finalizó la la Guerra de las Dos Rosas.
Se casó con Elizabeth de York, lo que simbolizó la unión de la Casa de York con la Casa de Lancaster, instaurando así la Casa de Tudor cuyo emblema sería la unión de los emblemas respectivos de ambas casas: una flor roja y una flor blanca.
Enrique VII fue un rey muy capacitado que utilizó sus habilidades para fortalecer la monarquía. Se esforzó por afianzar su posición en el trono.
Sin embargo, era un rey nuevo e impopular, razón por la que se esforzó en recaudar impuestos particularmente a los nobles de manera que el rey no tuviera que ser dependiente del Parlamento.
Entre sus dos hazañas más notables como rey cabe destacar que restableció la paz tras de la Guerra de las Dos Rosas así como logró reponer el poder y autoridad de la monarquía.
Enrique VII murió en 1509 y le sucedió en el trono su hijo Enrique VIII, transmisión que se produjo sin incidentes sociales.
Enrique VIII
Enrique VIII se convirtió en rey a la edad de 17 años, tras la muerte de su padre y de su hermano mayor, siendo el segundo monarca de la Casa de Tudor. Entre todos los monarcas ingleses, fue el que ejerció el mayor poder absoluto.
Se casó con Catalina de Aragón, la viuda de su hermano, y con quien solo les sobrevivió una hija, María I.
Enrique VIII se enamoró de Ana Bolena, y le solicitó al Papa el divorcio con Catalina para poder casarse con Ana, alegando que quería un descendiente varón que lo sucediera en el trono.
Como la Iglesia no quiso otorgarle la nulidad de su primer matrimonio, Enrique determinó que él debía tener la autoridad sobre la Iglesia y sus recursos en Inglaterra.
Logró la ruptura con la Iglesia Católica Romana y se convirtió en el Jefe Supremo de la Iglesia Anglicana de Inglaterra.
Tras haber anulado su matrimonio con Catalina, Enrique VIII se casó cinco veces más, con quienes tuvo dos hijas y un solo hijo varón.
Enrique VIII murió en 1547 y le sucedió el trono su único hijo varón, Eduardo VI.
Eduardo VI
Eduardo VI se convirtió en el primer rey protestante de Inglaterra y el tercer monarca de la dinastía Tudor.
Como Enrique VIII murió cuando Eduardo solo tenía nueve años, estableció un Consejo de Tutores que actuarían hasta que cumpliera la mayoría de edad.
En el reinado de Eduardo VI, la Iglesia de Inglaterra inició un proceso de transformación que se conocería como anglicanismo.
Eduardo VI padecía de una enfermedad que se cree que pudo haber sido sífilis o tuberculosis.
A los 16 años, Eduardo estaba muriéndose y debía definir la sucesión del trono, pero sus hermanas, María e Isabel, no eran aptas para sus propósitos porque eran católicas.
En 1553 pactó un matrimonio con Juana Grey y el duque de Northumberland consiguió cambiar la norma de que una mujer no podía ser reina de Inglaterra, por lo que la Corona pasó a Manos de Juana.
Juana I
Lady Juana Grey, fue reina de Inglaterra tras solo nueve días, y aceptó el trono a regañadientes bajo la intensa presión de su familia después de la muerte de Eduardo.
Sin embargo, María la hija de Enrique VIII con Catalina de Aragón, hermana de Eduardo VI, tenía más apoyo popular y logró que el Consejo Privado de Inglaterra la proclamara Reina.
Juana fue capturada y ejecutada por órdenes de María.
María I
María se convirtió en reina en 1553 al poco tiempo de la muerte de su hermano Eduardo VI y la ejecución de Juana I.
En su reinado intentó restaurar las conexiones de Inglaterra con la Iglesia de Roma y persiguió a los protestantes, razón por la que fue apodada “María la sanguinaria”.
Se casó con el rey Felipe II de España al año de haber ascendido al trono para tener un heredero, aunque su matrimonio fue visto como algo impopular.
Al final de su reinado, que duró solo cinco años, Inglaterra se encontraba con una difícil situación por conflictos sociales y políticos, problemas de escasez de alimentos como consecuencia de inclemencias climáticas que provocaron numerosas inundaciones en los cultivos agrícolas, así como un grave brote de plaga infecciosa que afectó de forma general a la población.
María no pudo tener hijos por lo que murió sin herederos a causa de sus padecimientos físicos y mentales.
Isabel I
Isabel I era la otra hija de Enrique VIII, fruto de su matrimonio con Ana Bolena. Fue la última monarca de la Dinastía Tudor.
La muerte de María I llevó a Isabel I al trono a la edad de 25 años. Durante su reinado alcanzó varios logros importantes entre los que destacan el establecimiento de la Iglesia Protestante de Inglaterra, y evitó las persecuciones religiosas e involucrarse en conflictos occidentales.
Su reinado de 44 años, se caracterizó por un gran esplendor cultural, protagonista de lo que se denominó como la “Era Isabelina”, momento en el que surgió el “Renacimiento Isabelino”.
Falleció en 1603 y como no tuvo descendientes, le sucedió Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia por el testamento realizado por Enrique VIII, en el que se establecía que la muerte sin descendientes de sus hijos transmitiría directamente el trono a los descendientes de su hermana Margarita.