Grigori Yefímovich Rasputín nació el 10 de enero de 1869 en Pokróvskoye, un pueblo ubicado en el óblast de Tiumén, en Rusia. Fue un místico ruso conocido por la gran influencia que tuvo en la dinastía rusa.
Sus primeros años
Nació en una familia campesina siberiana y fue el quinto de nueve hijos del matrimonio entre Yefim Yakovlevich Rasputín y su esposa, ambos ortodoxos.
Grigori Rasputín. Edición por Escueladeletras.com. Original del dominio público de Wikimedia Commons.
Sin embargo, de sus hermanos solo sobrevivieron él y su hermana Feodosia. No recibió educación, de hecho, de acuerdo al censo de la época casi todo el pueblo era analfabeto por lo que Rasputín nunca aprendió a leer ni a escribir.
En su pueblo lo consideraban como una persona extraña, y creían que tenía poderes sobrenaturales.
A la edad de 19 años, contrajo matrimonio con Praskovia Fiódorovna Dubrovina. Era una mujer 3 años mayor que él, y con ella procreó cinco hijos, de los cuales sólo tres sobrevivieron al parto. Sus hijos tenían los nombres de: María, Dmitri y Varvara.
El monje loco
A los 24 años, Rasputín dejó a su esposa e hijos y se fue a un monasterio de Verjoturye, donde pasó varios meses.
Poco después, ingresó a una secta cristiana conocida como “Khlysty” que quiere decir “flagelantes” los que creían que para llegar a la fe verdadera hacía falta el dolor, y eran condenados por la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Pervirtió las creencias de la secta hasta convertirla en una doctrina que establecía que para estar más cerca de Dios era luego de un estado de cansancio sexual que venía tras orgías, drogas y alcohol.
Por esta clase de comportamientos, su reputación de hombre santo se vio ennegrecida. Rasputín nunca llegó a convertirse en monje.
Además, viajó por Grecia y el Medio Oriente haciendo varios peregrinajes a la Tierra Santa.
Su influencia en la monarquía Rusa
Sus viajes lo llevaron a San Petersburgo en 1903, donde arribó con reputación de místico y curandero.
En 1905 fue presentado a la familia real, que eran el Zar Nicolás II y su esposa Alexandra Feodorovna.
Rasputín fue citado al palacio real durante uno de los episodios de desangramiento hemofílico de Alexéi, el hijo del Zar, debido a su fama como curandero.
Rasputín aparentemente curó a Alexéi de la hemofilia, lo cual hizo que ganara el apasionado apoyo de Alexandra, quien era una mujer muy religiosa y supersticiosa.
De manera que se convirtió en amigo íntimo de Alexéi y en su médico personal, ya que era el único que podría curarlo de sus episodios hemofílicos, que se cree que lo hacía por medio de una “hipnosis curativa”.
Gracias a las milagrosas curaciones que realizaba Rasputín al zarévich, se evitaba la especulación sobre el heredero al trono, y Alexandra confió ciegamente en él.
Tras esto fue colocado en un cargo público con poder en el gobierno del Zar, lo cual marcó el inicio de una década de influencia en la familia imperial y en asuntos de estado.
Mientras Rasputín estaba en la presencia de la familia real, mantenía una postura santa y humilde. Pero, fuera de la corte, caía en sus hábitos licenciosos, seduciendo y acostándose con mujeres alegando que el contacto con su persona tenía un efecto sanador y purificador.
Aun así, tuvo una gran cantidad de seguidores, entre los que se contaban varias amantes. De igual manera, tuvo una gran cantidad de detractores y personas que no estaban de acuerdo con su presencia en la corte.
Para 1911, la escandalosa vida de Rasputín ya era algo público, por lo que el Zar lo expulsó pero Alexandra hizo que regresara al palacio en cuestión de meses.
Como el Zar no quería que su hijo corriera peligro, y Rasputín tenía un efecto beneficioso en él, escogió ignorar las acusaciones de Rasputín por su mal comportamiento.
La Primera Guerra Mundial
En 1915, cuando Rusia entró a la I Guerra Mundial, Nicolás II tomó el mando del ejército ruso y se fue con las tropas al frente de batalla, mientras dejó a su esposa Alexandra a cargo de los asuntos internos del país, mientras Rasputín hacía de su consejero personal.
La influencia de Rasputín en la zarina hacía que desestimara a los ministros que no eran aprobados por él, y a menudo seleccionaba a personas incompetentes.
Rasputín también se involucraba en asuntos militares, los cuales no beneficiaban al país. A pesar de no formar parte de ningún grupo político, Rasputín se mostraba como un fuerte oponente a cualquiera que se opusiera a la autocracia o a su persona.
Varios oficiales del gobierno trataron de advertir a Alexandra de la mala influencia de Rasputín pero ella continuaba defendiéndolo, alegando que era su consejero más cercano.
Muerte de Rasputín
En el gobierno y en la corte consideraban que la influencia de Rasputín era perjudicial, además no aprobaban sus hazañas libertinas y su forma de llevar el gobierno.
A principios de 1916 ocurrió la primera tentativa de asesinato a Rasputín por parte del ex ministro del Interior Alexéi Jvostov, la cual fracasó.
Sin embargo, a finales de 1916, la conspiración entre el príncipe Félix Yusúpov, el líder derechista Vladímir Purishkévich y los duques Dmitri Pávlovich y Nicolás Mijáilovich se propusieron eliminar a Rasputín para salvar a la monarquía del escándalo.
La noche del 29 de diciembre, Rasputín acudió al palacio, donde le fue dado vino y pasteles envenenados con cianuro. Debido a que el veneno no logró matarlo inmediatamente, Yusúpov le disparó. Sin embargo, Rasputín corrió hasta el jardín donde se encontró con otra sorpresa, Purishkévich le disparó también.
Los conspiradores arrastraron el cuerpo de Rasputín y lo arrojaron al río Nevá. Su cadáver fue encontrado dos días después y los peritos determinaron que a pesar del envenenamiento y los disparos, la causa de muerte fue por ahogamiento.
Su muerte en cierta manera fortaleció la autocracia de Alexandra, pero tan solo unas semanas después, todo el régimen imperial fue barrido por la Revolución Rusa.
Murió en enero de 1917 y su cuerpo se enterró justo al Palacio de Tsárskoye Seló. Luego de la Revolución de febrero, desenterraron su cuerpo y fue llevado al bosque de Pargolovo, ahí lo quemaron para poder esparcir sus cenizas.