“Isabel I de Castilla”, también conocida como “Isabel la Católica”, fue una mujer plena de virtudes políticas y uno de los personajes más importantes de la Historia de España. Nació el 22 de Abril de 1451 en Madrigal de las Altas Torres (Ávila). Siendo ella tercera hija del rey Juan de Castilla e Isabel de Portugal, se le distinguió por ser una figura de gran poder e ingenio, sentando las bases de un gran imperio.
Primeros años de su vida
Tres años después, en 1454 su padre falleció e Isabel fue enviada con su madre y su hermano a la villa de Arévalo, donde aprendió a leer y escribir. Fue allí donde su madre comenzó a dar muestras de locura, ya que fue una época de dificultades económicas. Poco tiempo después, en 1464, fue cuando su hermano, el rey Enrique IV, hijo de su padre Juan y su anterior matrimonio con María de Aragón, le ofrece ir a la Corte, obsequiándola con una villa en Casarrubios del Monte. En ese mismo año, el 22 de Octubre es Alfonso designado el Príncipe heredero del Reino de Castilla.
Isabel I. Edición por Escueladeletras.com. Original por Juan de Flandes a través de Wikimedia Commons.
En 1465 una parte de los nobles se enfrentaron al rey Enrique, ya que provoca la ruptura de la concordia pactada en las Vistas entre Cabezón y Cigales. Formaron un bando alrededor de su hermanastro Alfonso, de solo doce años, y llegaron a deponer a Enrique en la farsa de Ávila.
Isabel siempre se mantuvo a un lado de su hermano hasta 1468 que fallece, la acción inmediata es que los partidarios de Alfonso elijan a Isabel como candidata al trono. Por el contrario, consiguió que su hermanastro le otorgase el título de princesa de Asturias en una discutida ceremonia que tuvo lugar en los Toros de Guisando, con lo cual privó de sus derechos sucesorios a su propia hija, la princesa Juana. Se rumoreaba que la princesa Juana, en realidad era hija de Beltrán de la Cueva, el duque de Alburquerque. Fue por ello que se conocía con el sobrenombre de Juana la Beltraneja.
Reinado de Isabel
A raíz de que Isabel fue nombrada princesa, tenía que casarse para conservar dicho trono. Habían diferentes pretendientes para ella, todos con gran renombre como Alfonso V de Portugal, Pedro Girón y Fernando de Aragón. El elegido fue Fernando de Aragón, con el cual se casó el día 19 de Octubre de 1469 en la ciudad de Valladolid. Esta unión dejó cinco hijos, cuatro hombres y solo una mujer.
Enrique VI de Castilla no se sintió a gusto con este matrimonio, lo que provocaría un enfrentamiento entre ellos, por lo que decide desheredar a Isabel y declarar ilegal su nombramiento como Princesa de Austrias, otorgándole el título a su propia hija Juana en 1470.
Al principio Isabel no contó con ningún tipo de apoyo y tuvo que retirarse a Medina de Rioseco. Con el tiempo aparecerían aliados en Roma, Borgoña y la Familia Mendoza. Debido al poder que Isabel había adquirido, Enrique decide negociar con ella, pero éste fallecería el 11 de Noviembre de 1474, sin dejar ningún tipo de testamento, por lo que Isabel se autoproclamaría la Reina de Castilla el 13 de Noviembre de 1474 en Segovia, basando su legitimidad en el Tratado de los Toros de Guisando.
Una vez que Isabel se autoproclamara reina, comienza la Guerra de Sucesión Castellana, conflicto que comenzaría en 1475, entre Isabel, la hermana del difunto Rey y Juana, su única hija. Durante las primeras etapas de este enfrentamiento Juana lograría algunas pequeñas victorias, pero finalmente Isabel, gracias a su matrimonio con Fernando, poseía mayor poder militar y mayores influencias dentro de Castilla, por lo que se firmaría el Tratado de Alcazobas, que pondría fin a la guerra en 1479, dejando a Isabel de una vez por todas como Reina de Castilla otorgando ciertas concesiones a Portugal.
Durante su reinado, a pesar de muchas controversias, apoyó el proyecto de Cristóbal Colón en su expedición a América, inició una campaña contra la herejía, estableciendo la Santa Inquisición en 1480, así como la corporación la Santa Hermandad, formada por un grupo de hombres armados destinados a perseguir a los criminales de la época. También unificó la religión en toda la Corona y comenzó el proceso de evangelización de los indígenas nativos de América en 1492, tarea que iniciarían los monjes paulinos húngaros que marcharon a las tierras descubiertas por Colón.
Intervino en la Conquista de Granada en 1492 colocando a Gonzalo Fernández al frente de las fuerzas militares, lo que supuso el final de la soberanía del reino nazarí, último reino musulmán asentado en la península ibérica. En 1500 participó en la guerra de Italia, disputa que comenzó por los derechos hereditarios de Francia sobre el Ducado de Milán.
Últimos años, muerte y legado
Durante sus últimos días, la desgracia atacó a su familia, ya que falleció su madre Isabel, su único hijo varón y el único descendiente de éste seria abortado, también murió su primogénita y su hija Juana seria víctima de la locura, razón por la que vistió de luto durante el resto de su vida y la llevó a sumergirse en una profunda depresión. Se encontraba en una localidad española llamada Medina del Campo, cuando padeció una grave enfermedad llamada hidropesía que le causaba retención de líquidos en el cuerpo.
Comenzarían las misas orando por su salud e Isabel solicitaría la Extremaunción y el Santísimo Sacramento, otorgando su testamento el 12 de Octubre de 1504 en el que dictaba que la heredera del trono sería su única hija Juana, pero el Reino seria administrado por el Rey Fernando, ya que Juana padecía de locura, hasta que el primogénito de Juana, Carlos I, tuviera la edad adecuada para asumir el trono.
Falleció el 26 de Noviembre de 1504 en Medina del Campo, en sus estancias del Palacio Real también llamado Palacio Testamentario. Fue sepultada en el Monasterio de S. Francisco de la Alhambra “en una sepultura baja, sin ningún bulto, salvo una losa en el suelo, llana” según sus deseos.
Poco después de su muerte, sus restos fueron trasladados a la Capilla Real de Granada junto a su hija Juana I y Felipe el Hermoso. Hoy en día su corona, cetro y gran cantidad de artículos personales se encuentran aún en la Capilla, junto a una gran cantidad de cuadros pintados en su honor por grandes artistas de la época.