Amenhotep III, también llamado Amenofis III, fue un importante faraón de la dinastía XVIII de Egipto, que reinó entre los años 1390 y 1353 a.C. Su consorte fue la carismática reina Tiy, personaje de ascendencia noble. De entre su descendencia nació Akenatón (o Amenofis IV), quien sería su sucesor como faraón y que tan grandes cambios estableció en las deidades veneradas en la religión egipcia.
El periodo del reinado fue muy próspero, ya que debido al pago que recibía por parte de los estados vencidos en el pasado, unido al fuerte comercio, fuente de riqueza que ejercía la población, hacía de Egipto una poderosa potencia. Ello unido a importantes alianzas establecidas con otros poblados, garantizaba una hegemonía que prometía un futuro brillante lo cual reafirmaba la soberanía del faraón.
Amenhotep I. Edición por Escueladeletras.com. Original por Richard Mortel a través de Wikimedia Commons.
Amenhotep III estuvo asesorado por dos consejeros junto con el apoyo incondicional de su Gran Esposa Real Tiy. Hizo frente a un importante problema interno, y es que parte de los sacerdotes de Amón, debido al incremento de poder y ambición que estaban alcanzando, comenzaban a crear una inseguridad que amenazaba la estabilidad del faraón. El impulso que el faraón le dio al dios Atón para contrarrestar a los sacerdotes, provocó un conflicto religioso, produciendo una competencia en el reino por la elección del culto dirigido en disyuntiva entre los dioses Amón y Atón.
Durante su vida tuvo varias esposas, aunque solo a tres les fue otorgado el título de Gran Esposa Real: la noble Tiy, la princesa real Giluhepa y una de las hijas nacidas de los cónyuges Amenhotep III y Tiy, su primogénita Sitamón.
Tras treinta y nueve años de soberanía, Amenhotep III murió, siendo enterrado en el Valle de los Reyes.
Logros personales durante su reinado
Debido a la situación favorable de la economía facilitada por los bienes que le proporcionaban sus dominios colindantes (oro, marfil, pieles, madera, telas, accesos fluviales), todo ello avalado con un importante potencial militar, la época de Amenhotep III fue una de las más esplendorosas de Egipto, lo que le permitió la prosperidad de su pueblo y la creación de importantes construcciones que le favorecían tanto en el campo social como político.
El continuo enfrentamiento religioso por su afán de encumbrar a Atón sobre Amón, hizo que mediante un astuto éxodo, Amenhotep III marchara de Tebas para instalarse en el palacio real más grande de Egipto que había hecho construir en la ciudad de Malkata, estableciendo su residencia durante la etapa final de su mandato.
Eventos principales de la vida
Su complejo suntuoso al Palacio en Malkata, estaba vinculado al Nilo por un gran puerto artificial, el Birket Habu. También construyó las partes principales del templo en Luxor. Y un gran portal en el templo en Karnak. Un nuevo templo en Tebas, otro templo en Nubia, así como varios edificios en Memphis. En su templo mortuorio de Tebas, se encontraban erigidos los famosos Colosos de Memnón.
Amenhotep III mantuvo animados intercambios diplomáticos con las otras grandes potencias contemporáneas, según se confirma en las Cartas de Amarna (archivo diplomático de Amenhotep III y Akhenaton). Estas revelan que el oro egipcio se cambió por caballos, cobre y lapislázuli de Asia. También contrajo matrimonios políticos con las hermanas e hijas de los reyes de Mitanni, un poderoso imperio situado en el río Éufrates, norte de Siria. Para consolidar alianzas con Babilonia, también trató de casarse con una princesa hitita.
Impacto en la sociedad del momento
En los años en que Amenhotep III gobernó el antiguo Egipto, no tuvo muchos impactos negativos. Como hitos positivos cabe destacar su inmensa proliferación de nuevas construcciones y mejoras de los edificios importantes de las ciudades, bien embelleciéndolos o realizando ampliaciones.
Apostó con fuerza para salvaguardar su posición por la nueva deidad Atón, hasta el punto de que en un pedestal conmemorativo descubierto en Amarna, se encuentra una escena con actividad común representando al faraón Amenhotep III con la reina Tiy y el dios Atón.
La reina Tiy inculcó intensamente a su hijo sucesor en el trono, Akenatón, el espíritu creyente al dios Atón, lo cual a futuro provocaría en Egipto un importante cisma social y religioso con motivo de una nueva reordenación de las deidades que con gran arraigo habían sido veneradas hasta el momento.
Significación histórica de Amenhotep
El reinado de Amenhotep no solo fue próspero, sino también pacífico. Amenhotep mantuvo muchas de las alianzas que su padre había hecho, y en general, tenía relaciones pacíficas con otras naciones. Le dio a muchas naciones vecinas regalos de oro para asegurar una alianza. Pero también para asegurarse de que estarían en deuda con él si hubiera un conflicto.
Una de las formas más comunes de crear una alianza en el mundo antiguo era a través del matrimonio, por lo que Amenhotep III se casó sabiamente con varias mujeres del poderoso reino de Mitanni, que estaba ubicado en el río Éufrates. También se casó con mujeres del imperio de Babilonia, una de las principales potencias del antiguo cercano Oriente.
Sabemos bastante sobre las relaciones de Amenhotep III con otros países a través de una colección llamada Amarna Letters. Estas incluyen cartas sobre diplomacia que se descubrieron en Tell el-Amarna, Egipto, de ahí el nombre. Detallan los intercambios entre Egipto y otras naciones circundantes, como Babilonia, Asiria y Mitanni. Y muestran que Egipto intercambió oro por diversos bienes y lujos.
Amenhotep III lideró una gran conquista durante su reinado, fue un área en Nubia, que ahora es el sur de Egipto, la llamada Akuyata. Allí expandió su imperio.
