En retórica, la mímesis es una figura literaria que tiene como objetivo remedar a una persona a la cual se desea hacer burla. En otras palabras, es una herramienta que permite imitar aquello que es real con cierta ironía.
Aplicada a la alocución, la mímesis infiere la probabilidad de presentar ante la vista del público sucesos o manifestaciones como si los mismos ocurrieran ante sus ojos. En tal sentido, simula e ilustra lo verdadero, pero depende de inspiración. Puesto que se edifica partiendo de paisajes, formas y figuras, así como propiedades plásticas y sonoras especiales.
En síntesis, se basa propiamente en la reproducción de experiencias idénticas a las reales, no de un duplicado, a fin de que sean comprendidas. En palabras de Aristóteles es una manera común de instruirse, lo que hacemos desde muy pequeños.
Principios de la mímesis
Para Aristóteles, la práctica de la mímesis posee tres inicios o principios, estos son: la verosimilitud, el conocimiento y el placer, puesto que por una parte las artimañas convierten en posibilidades las escenas. Por otra parte, el remedo produce significados, dando lugar al aprendizaje, y finalmente la flexibilidad propia del vocabulario mimético genera un placer en sí.
En base a lo anterior, podemos concluir que la mímesis produce un patrón visual para el razonamiento. Tal habilidad es antigua y por mucho proporciona una autoridad importante. Por consiguiente, en las últimas décadas la mímesis se ha acrecentado en cuanto a su aplicación.
Gracias al avance de la tecnología, que van desde el uso del internet, el cine, la televisión y la animación digital, permiten que la satisfacción cognitiva ante el uso de los recursos miméticos tenga un papel fundamental en las tácticas de persuasión.
Ejemplos de mímesis
- Cuando alguien repite lo que ha dicho otra persona.
- Cuando se remeda la forma de hablar de alguien.
- Cuando se remedan o exageran los gestos o además de otra persona.