La aporía también conocida como aporesis o diaporesis tiene como finalidad expresar duda o sorpresa sobre lo que debemos decir o hacer.
La palabra en sí proviene del griego ἀπορία que significa “dificultad para el paso”. En ocasiones, podemos verle como aporima, refiere a los argumentos de los cuales se desprenden réplicas o contradicciones que no tienen solución. Por lo que las aporías en estos casos, se exponen como inconvenientes lógicos que por lo general, son de naturaleza reflexiva.
Aporía socrática
El término, puede distinguirse como un estado de la mayéutica de Sócrates, que busca despojar al hombre del “conocimiento” artificial, el cual se sustenta en poseer la certeza de algunas “verdades”.
Aporía en la modernidad
En la actualidad, el término se asocia a la incapacidad de dar solución a un conflicto partiendo, desde luego, de ciertas hipótesis. En este sentido, si lo que se busca es asentar que un planteamiento es irresoluble se debe demostrar que el mismo es opuesto.
Por otra parte, la aporía se utiliza en su mayoría en ejercicios para fomentar la acción reflexiva y el razonamiento. Con el fin de desmantelar las verdades existentes y a partir de allí, crear conceptos nuevos acorde al contexto.
En este sentido, los ejercicios se utilizan como medio para el descubrimiento de situaciones y realidades que a su vez, plantean un razonamiento opuesto al que se tenía. Cabe destacar, que las conclusiones obtenidas deben tener bases en las cuales se fundamenten las nuevas realidades. De este modo, poder lograr que sean aceptadas.
Es por ello que en muchos temas de la actualidad muchos de los planteamientos que se efectúan carecen de solución racional. Sin embargo, se recurre a la aporía para generar un intercambio de ideas que permitan crear nuevas teorías a las ya existentes.
Por lo general, su práctica se evidencia en la política, temas sociales y sobre todo en la publicidad. Pues es allí, donde más conceptos paradójicos se pueden encontrar y que sin lugar a dudas, son carentes de sentido.
Ejemplos de aporía
- Ser o no ser, he ahí el dilema.
- No sé cómo, ni porqué, ni qué fue lo que sentí, pero me llené el alma.
- Por dónde debo comenzar, por el principio o por el final, dónde está la respuesta que busco.
- Cómo puede el espíritu ser parte de mi ser, si es mi alma la que asciende al encuentro del señor.