En literatura, la anacoenosis o también conocida como la comunicación, es una figura de tipo retórica que tiene como fin dar la impresión a quienes reciben la información que se les está consultando su posición u opinión con respecto al hecho que se está narrando.
A la anacoenosis también se le denomina como recurso de sermocinación, pues disfraza que se solicita la opinión de los receptores.
Ejemplos de anacoenosis
- Díganme que debo hacer con este amor que me atormenta, con esta pasión que me ahoga, como le digo a la luna que ya no puedo llorar su aurora.
- Si con mis acciones he ofendido a alguna persona, pues que levante la mano y de su opinión ahora, que se arme de valentía y lance la primera piedra, quien de los aquí presentes se atreve a hacerlo ahora.
- Y quien eres tú para ofender a un hombre tan bueno, díganme ustedes que debo hacer con esta infame que se atreve a mal poner a tan pura alma, si debo permitir tal infamia o arranco de su boca esa vil lengua envenenada.
- Vamos vengan conmigo y sean testigos de lo que mis ojos han observado, y cuéntenme si han visto en el mundo maravilla más autentica y más grandiosa que esta.
- “Decidme, la hermosura, la gentil tez y figura de la cara, el color y la blancura, cuando llega la vejez, ¿en qué para?” (Jorge Manrique).